Un día en imágenes

El Día de las Librerías es un evento que comenzó a celebrarse en 2011, con el objetivo de vivir una jornada festiva y de puertas abiertas que sirviese para fomentar la imagen de las librerías como espacios cercanos, modernos y activos, y que contribuyese a dinamizar la venta de libros en una fecha cercana al inicio de la campaña de Navidad.

Este fue el origen, y sigue siendo el objetivo, del Día de las Librerías, una efeméride que no tiene día fijo de celebración, aunque tradicionalmente se ha venido celebrando el segundo viernes del mes de noviembre. 

Con diez ediciones, desde CEGAL nos hemos propuesto este año recuperar el archivo del Día de las Librerías, coincidiendo con la renovación de esta página web. Queremos mostrar en un espacio único y abierto la evolución de esta efeméride, así como el principal mensaje que en cada ocasión hemos querido transmitir.

Han cambiado mucho las circunstancias desde aquel noviembre de 2011.

Hemos atravesado una crisis económica, una cierta recuperación, la explosión del mundo digital y, ahora, estamos inmersos en la mayor crisis sanitaria, social y económica que muchos de nosotros recordamos. Lo que no ha cambiado es el sentido de las palabras que en 2011 expresaron los compañeros de CEGAL, promotores de esta iniciativa.

Con ellas os dejamos y os invitamos a navegar por nuestro archivo.

“Las librerías no son meras expendedurías de libros. Son los lugares donde el lector encuentra el entorno más favorable para el libro y el ambiente más adecuado para su difusión. En el Día de las Librerías queremos resaltar la función social y cultural que estas llevan a cabo en la sociedad; por eso apoyar la red librera independiente es favorecer el acercamiento de los ciudadanos a los libros, a la lectura y a la cultura.

La librería independiente contribuye como el resto del comercio minorista, a reafirmar la propia identidad de la ciudad, del barrio, del pueblo. Todas las ciudades, los pueblos, los barrios no son iguales. Y una modesta aportación a la personalidad de cada lugar lo proporciona su comercio.

El comercio cercano, de proximidad, está inserto en el propio tejido social de nuestros pueblos y ciudades. Nuestras casas, calles y plazas serían irreconocibles sin la presencia del pequeño y mediano comercio. Sus escaparates, el movimiento y presencia de la gente que nos visita, la seguridad que aportan a nuestras vidas, sus luces…..son inseparables de la vida cotidiana.

El comercio cercano propicia el encuentro y la convivencia de las personas, genera un caudal de relaciones primarias de primer orden, favoreciendo la socialización. El comercio de proximidad no promueve ni incita al consumo desmedido. El comercio genera redes sociales.

Y las librerías, además, aportan un plus a la actividad comercial. El libro que sale de la librería de la mano de un lector tiene un valor añadido; el proceso de la compra de un libro en la librería es especial: el libro que se lleva el cliente contiene las historias creadas por el autor, pero además se le añaden aspectos relacionados con el respeto, la hospitalidad, la atención, el consejo, la vocación, el trabajo, la responsabilidad, el compromiso, la cultura… Quien compra un libro en una librería se lleva una parte de la propia librería”